Educación para el Despertar: Conciencia, Innovación y Emprendimiento.

Siempre he creído que los seres humanos ordinarios son los que ejecutan los cambios extraordinarios que el mundo necesita. Por ejemplo, imagina a un maestro o una maestra que en su escuela luchan día a día por enseñar el amor, la compasión y la unión con la Madre Tierra.

Ahora, imagina que se enfrentan a un mundo donde lo extraordinario es luchar por la libre conciencia. Se les plantea un mundo que pretende desangelar la materia prima de la emoción en el ser humano: el contacto físico. ¿Qué hacer? ¿Revolucionamos la Educación? Sigue leyendo.

Para Albert Einstein, no sólo el mundo de la física era el centro de su creatividad, también lo era la educación, para este genio no era suficiente enseñar a los hombres un grado académico. Pues, decía que podrían convertirse en máquinas utilizables, pero no en individuos válidos. Para Einstein ser un individuo válido debía sentir intensamente aquello a lo que puede aspirar (Einstein, 1995).

¿Sentir la educación? Sí, imagínate eso.

Junto con mi esposa la Maestra Miriam Adriana Mendoza Romero, concebimos el concepto de la educación para el despertar y lo definimos como un movimiento educativo orientado por la necesidad de una nueva postura educativa. Se materializa en Educación Despierta, que nace con una propuesta simple, pero al mismo tiempo retadora:

La descolonización del pensamiento y la siembra hacia las emociones y la dignidad del ser humano.

Para darle forma nos hicimos incontables preguntas ordinarias, como docentes y padres acerca de la vida, la sociedad: ¿nuestro mundo va hacia el rumbo correcto? ¿La educación es el motor del cambio? ¿Los líderes educativos son sensibles y empáticos a esta realidad? ¿Es posible dignificar el trabajo educativo en los espacios laborales? ¿Dónde están los liderazgos sensibles?

Las respuestas nos abrumaban y necesitaban ser extraordinarias para impactar en esta realidad inamovible. Recuerdo que cuando llegamos a la pregunta: ¿Estamos aprendiendo lo que necesitamos en este nuevo siglo? detonó nuestra mayor creatividad y acción, tanto como docentes y enamorados de la docencia como padres. Decidimos iniciar nuestra aventura: EDUCACIÓN DESPIERTA

Para contarte un poco más de los detalles de esta aventura te he preparado tres historias. Sigue leyendo.

Historia 1. El nacimiento.

Educación Despierta nace como un camino para explorar diversas estrategias para mover al sistema educativo; un sistema que cobija líderes acartonados que ante la diferencia de pensamiento simplemente eliminan al que piensa diferente, al que estorba. Instituciones que deben velar por la universalidad de pensamiento, sin embargo nutren con sus prácticas académicas y administrativas un ambiente de nihilismo desmesurado que mata cada día los valores, la creatividad y el amor de los fundadores de las instituciones educativas, especialmente en el nivel medio superior y superior.

¿Cómo incidir en estas dinámicas complejas? ¿Cómo auto-motivarse, como enamorados de la educación a continuar contra-corriente? ¿Es posible enseñar la compasión, la empatía, el bienestar en un sistema educativo que las elimina y cobija acciones de nulificación? Parecía casi imposible hasta que apareció el maestro: Covid-19.

Un maestro que puede ser visto como el gigante que ha puesto el mundo a sus pies o como el gran catalizador de cambios necesarios para retirar lo podrido de diversos sectores, entre ellos el anquilosado sector educativo, especialmente a nivel público.

Para nuestro movimiento incipiente, Covid-19 resonó como un potenciador de lo que llevamos más de 5 años trabajando, llevando mensajes con mayor fuerza acerca de una cultura de paz, nuevos liderazgos, solidaridad, innovación, emprendimiento y colaboración a través de la digitalidad, pero también de la creación de comunidades, flexibilidad y horizontalidad. Enfocar en los jóvenes y participantes de nuestros talleres presenciales y sesiones online la enseñanza del bien común antes que la ganancia económica fue el punto de partida. Freire, entre otros, fue nuestra guía: “Nadie es, si prohíbe que los otros sean.”

Enseñar a otros a compartir es nuestro motor como docentes, como seres de la Tierra, pero también como críticos del sistema.

En esta aventura, que no ha sido fácil, hemos asesorado a más de 400 personas en el último año y en los eventos digitales hemos llegado a más 11 mil personas. Conectar con la gente y saber de sus cambios ha sido nuestra motivación.

Historia 2. Conciencia.

tan solo nos amaramos como una madre ama a su hijo. Sí tan solo pudiéramos palpar el amor de una madre recién nacida le da a su bebé; sí tan solo a todos los niños y a todas las niñas las quisiéramos como a nuestros propios hijos e hijas. Sí tan solo en el otro y en la otra viéramos más allá de nuestro ego o nuestro miedo seríamos una gran comunidad humana y cósmica.

Sí tan solo amaramos a los árboles como amamos a nuestras posesiones; sí tan solo amaramos el amanecer o el atardecer como un ascenso en el trabajo. Sí tan solo amaramos la luz del Sol, la luz de las estrellas como el guardarropa o el celular de moda, nuestra humanidad sería una gran conciencia, una comunidad, una nueva Tierra.

¿Qué necesitamos? Unir nuestra conciencia con nuestro actuar. Para ello la escuela debe sentir-pensar el corazonar.

El corazonar es el centro de la conciencia, es la energía que hace varios miles de años nuestras culturas prehispánicas hablaron y manifestaron en sus obras, códices y semblanzas, pero que fueron arrebatadas por la ignorancia y la imposición imperial de ideas acerca del conocimiento y la espiritualidad.

En Educación Despierta deseamos rescatar y armonizar nuestro actuar con el corazonar, así como el de la gente que se sume con nosotros.

Un pensar-sentir desde la conexión con nuestros orígenes, pero también con el uso de la tecnología para sanar nuestras heridas sociales más antiguas como pueblos latinoamericanos: Analfabetismo, pobreza, desigualdad y brecha digital y educativa.

Corazonar es una conversación íntima con el corazón y la razón, un baile de revitalización que deseamos impulsar en las organizaciones, en los líderes, en las personas y especialmente en las escuelas. La escuela de esa Nueva Tierra que potencie: La afectividad, la espiritualidad, la conexión con la sabiduría milenaria, la innovación, el emprendimiento para el bienestar y el amor a la Madre Tierra. Una unión que nos invite a sentir parte de una cosmo-existencia que late con nuestro deseo de sembrar el bienestar colectivo con todos los seres humanos y no humanos en esta Tierra.

Corazonar implica saberse en un mundo nuevo, saberse creador y pensador disruptivo de nuevas reglas económicas, sociales, educativas, puesto que las que tenemos no nos hace más felices, más plenos o siquiera más unidos con nuestro hogar: La Pachamama.

Corazonar implica descolonizar la educación, renunciar a seguir a líderes egoístas y limitadores, implica renunciar a un sistema que convierte a nuestros jóvenes en autómatas de un sistema educativo que lo sitúa en el banquillo del ignorante y del necesitado eterno de calificaciones para sentirse propio de su conocimiento.

Salir de esos marcos cosificadores, reduccionistas, conservadores y limitados no es sencillo, pero es la invitación que hacemos en este texto, es a conectar con la crianza de la vida. Con un equilibrio y armonía de la educación con el entorno y con la conciencia.

¿Esto es urgente? La tercera y final historia nos lo dirá…

Historia 3. Innovación y Emprendimiento para el Bienestar Común.

La innovación lleva implícita una serie de conceptos que en ocasiones obviamos. Pero cuando mayormente se piensa en innovación la atención se enfoca en los viajes espaciales, computadoras o tecnología exclusivamente, sin embargo, no siempre es así.

La madre que vive en la Sierra del Norte del estado de Guanajuato, que no tiene suficiente comida para alimentar a sus hijos y genera un negocio o trueque, genera innovación. El o la joven estudiante de origen indígena que camina kilómetros de tierra para ir a la escuela para aprender algo nuevo, genera emprendimiento. Sin embargo, el estereotipo cultural alrededor de estos conceptos y la desarticulación social vuelve invisibles sus historias, esfuerzos, talentos y miradas.

La urgencia de ponerles rostros y voz es tal que debemos darnos cuenta que hemos vuelto invisible y normalizado, aquello que NO es:

  • No es normal que un joven en la Universidad no sepa por que estudia lo que estudia.
  • No es normal que simplemente se den de baja del semestre.
  • No es normal la poca o nula participación de los jóvenes en el aula.
  • No es normal que tengan miedo de egresar de su carrera por no encontrar trabajo.
  • No es normal que parezcan robotizados o adormilados por la hipertecnologización.

Pero lo más importante: NO ES PROBLEMA DE LOS JÓVENES, LOS JÓVENES NO SON EL PROBLEMA. NO ES SU GENERACIÓN. EL PROBLEMA ES EL SISTEMA, SUS REGLAS ANQUILOSADAS Y ABSURBDAS Y SOBRE TODO AUTORIDADES EGOÍSTAS QUE NOS HA HECHO OLVIDARLOS.

Una serie de malestares sociales que desde el corazonar invitan a tejer nuevos diálogos, sin importar distancia, origen o lengua, pero para ello debemos para visionar la nueva innovación y el emprendimiento para el bienestar común, necesitamos urgentemente:

Nuevos líderes sensibles, auténticos procesos comunitarios y digitales en medio de la distancia social, rescatar nuestros valores originarios y milenarios, utilizar la tecnología como una herramienta para tejer puentes y brindar condiciones para ese nuevo, necesario y utópico naciente bienestar común entre los seres humanos: Educación, Conciencia e Innovación para el Despertar.

¿Soñamos juntas en esa nueva sociedad?

¿Soñamos juntos en esa nueva escuela?

¿Despertamos juntas?

¿Despertamos juntos?

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